Se aprobó en el Senado la Rendición de cuentas 2019 con un duro intercambio sobre la gestión del gobierno frenteamplista y sus resultados.
El senador nacionalista Ec. Sergio Botana realizó varias intervenciones durante el debate parlamentario.
El gasto social no parece haber sido tan social
“La pobreza trepó al 8,8 %; 25.000 nuevos uruguayos ingresaron a esa triste categoría que significa tener un ingreso medio en la familia que no paga la nutrición básica ni cubre mínimos gastos no alimentarios. En esta categoría, el 73 % tiene un vínculo informal en la actividad laboral que realiza. De cada cien hogares seis están en esta situación, lo que equivale a casi nueve de cada cien uruguayos. Si la jefa de hogar es una mujer, la pobreza alcanza al 7,5 % de los hogares; en el Uruguay la pobreza sigue con rostro de mujer. Encima, en los menores de 6 años la pobreza es del orden del 17 % y para los menores de 18 años se mantiene en el 15 %”
Aumentó el gasto y obtuvo peores resultados
Empiezo por el año 2004, que es el que les gusta tener de base. Los vínculos en ASSE de funcionarios y no funcionarios ascendían a 13.384, mientras que hoy llegan a 26.130; se aumentó en casi un 100 %. La ejecución en millones de pesos de 2019: de 14.429 pasó a 19.398; la diferencia es de 4.969 millones de pesos. Los usuarios eran 1:545.000 y ahora son 1:360.000; el número de usuarios cayó en 185.000, en un país en el que todos los hospitales del interior de la república han sido declarados policlínicas; no nace un niño más en ninguno de ellos. Esto sucede en un país en que la demora para que te atienda un doctor es de tres meses.
Con respecto a la ANEP, en el 2004 teníamos 49.000 vínculos funcionales y hoy hay 91.000; casi el doble. La ejecución en millones de pesos era de 28.175 y en el último año pasó a ser de 71.406; casi se triplicó. ¿Qué pasó con la matrícula? Cayó en 37.574 alumnos. ¡Y todo esto sin hablar del Ineed y del resultado de las pruebas PISA!
En el 2004 no existía el Mides, aunque por supuesto había ejecución de gasto social. El Mides adquirió casi dos mil funcionarios y en su área la ejecución se multiplicó por cinco o por seis, pero por mucho más se multiplicó la cantidad de gente durmiendo en las calles, y por muchísimo más todavía la cantidad de asentamientos en la república.
El Ministerio del Interior pasó de 26.872 vínculos en 2004 a 33.976 en 2019; los vínculos aumentaron en 7.104. La ejecución era de 13.427 millones y pasó más que a duplicarse: 30.307 millones. Uno piensa: más recursos y más gente, menos delitos, pero los hurtos pasaron de 98.408 en 2004 a 139.623 en 2019; los homicidios, de 200 a 391; y las rapiñas.
De 7.000 a 30.650. Entre 2004 y 2019 el Estado aumentó 31% sus vínculos laborales. De todas formas, no cumplió con su cuota con las personas trans –entraron siete en 2019–, ni con las personas con discapacidad: 1,3 % contra el 4 que exige la ley.
Crecimiento desmedido del gasto, aumento de la presión fiscal, déficit en niveles récord, endeudamiento excesivo y con costos enormes. ¿Quién pagó la fiesta? ¿Quién pagó esta fiesta del Uruguay? Sin dudas, el ajuste lo hizo el sector privado.
La actualidad
“Debemos enfrentar un tiempo duro, equilibrar la economía sin capacidad de invertir, ahorrar en medio de la necesidad, mejorar el ingreso del Estado con un aparato productivo al que no se le puede pedir un solo esfuerzo más, ganarle a la pobreza sin nuevo gasto, simultáneamente recobrar nuestra competitividad sin créditos y en un mundo que cierra sus mercados al trabajo extranjero, y recuperar la dignidad del Uruguay a la uruguaya, esa en que cada uno quiere ganar su pan y el de sus hijos con el sudor de su frente.”