Biólogos de la Facultad de Ciencias trabajan sobre la afectación que está teniendo el ecosistema de Aceguá por la invasión de este batracio
El Museo de Historia Natural y la ong Vida Silvestre Uruguay realizan una investigación que tiene como foco la localidad de Aceguá por la incidencia que está teniendo a nivel de ese ecosistema la invasión de la rana toro.
El biólogo Gabriel Laufer, que trabaja sobre el tema desde el año 2007, destacó el valor que tiene Cerro Largo en cuanto a variedad de anfibios, que se están viendo afectados debido a la proliferación de esta especie de rana que en su momento fue ingresada al país con el fin de fomentar la instalación de criaderos para su posterior comercialización, iniciativa que quedó trunca y hoy se pagan las consecuencias: “Cerro Largo es una de las zonas que tiene más especies de anfibios del Uruguay y el valor que tiene eso, que por supuesto se está poniendo en riesgo toda esta biodiversidad que hay en la zona”, manifestó el representante de la Facultad de Ciencias, quien explicó que se trata de una rana de un tamaño “bastante grande” y como tal es una “buena depredadora pero además es competidora porque consume los mismos recursos que consumen otras especies y como si eso fuera poco, trasmite enfermedades a los anfibios, a las cuales ella resiste”, agregó.
Laufer explicó que si bien “todavía” no sabemos el daño a largo plazo que puede generar este batracio, “si sabemos de muchas experiencias en el mundo que dañar los ecosistemas naturales termina afectando la calidad del agua, no estoy diciendo que esto va a ser necesariamente lo que suceda pero está muy claro que el daño a los ecosistemas genera problemas en la calidad del agua y en los usos que pueda tener el agua, y esto es algo que los técnicos de la OSE lo tienen muy claro, incluso en Aceguá nos han comunicado varias veces su preocupación por el tema de que la rana toro pueda llegar a invadir hasta las reservas de agua de OSE en ese lugar”, puntualizó, confirmando que si bien este tipo de rana hoy estaría concentrada mayormente en la zona alta de Aceguá, podría ser más complicado en caso de bajar hacía Noblía e incluso llegando hasta Centurión, advirtió el biólogo: “hoy la rana si bien está expandiéndose, mayormente se mantiene en la zona alta de Aceguá pero si llega a bajar a la parte de Noblía sería un tema mucho más complicado de manejo y empezaría a expandirse mucho más fuerte e incluso podría entrar en peligro todo el área protegida que tiene el departamento en la zona de Centurión, que presenta una diversidad muy alta de especies de anfibios y acuáticas que estarían en peligro por esta invasión”, indicó.
Entre las recomendaciones que realiza Laufer para contrarrestar esta situación, evitar el contacto con el anfibio y por supuesto su traslado a otras zonas: “además, tenemos sistemas para que la gente pueda informarnos, nosotros tenemos una aplicación para celulares que cuando alguien ve la especie puede hacer el registro o la escucha porque tiene un canto muy particular, la llaman rana toro porque canta como un mugido de un toro durante la época reproductiva que es en primavera y verano, entonces lo primero es no moverla e informar”, manifestó el investigador, quien dijo además que otras acciones que se están implementando buscan su erradicación: “como es una especie acuática básicamente se han utilizado diferentes formas ya sea el secado de algunos tajamares, que de hecho este año hubo un secado no intencional producto de la sequía o hacer acciones de control como la pesca de los renacuajos con redes de arrastre y luego se capturan los adultos, incluso en algunos países se ha hecho control con rifle de los adultos pero nosotros estamos evaluando las prioridades en cuanto a los lugares para hacer el control para poder trabajar con las autoridades”, indicó.
Particularmente en Aceguá, Laufer explicó que hay una “gran reserva” en la zona del matadero Aceguá: “las ranas se metieron en las piletas de decantación de esa planta de faena y ahí se formó una gran reserva, entonces una de las cosas que siempre estamos pidiendo es el secado de esas piletas porque son como lagunitas que están detrás del matadero y es uno de los focos más importante que tenemos de la rana; este año se secaron algunas pero no llegaron a secarse todas”, señaló, recordando que esta especie de rana, sólo la parte de su cuerpo sin las patas, puede medir entre 15 a 19 cm, mientras que cualquier anfibio nativo mide “unos pocos” centímetros: “si contáramos la pata sería mucho más grande porque justamente se quiso criar para comer y lo que se comía son las patas, y además puede pesar 500-600 gramos, es una rana que tiene un tamaño importante”, expresó.
Para este profesional fue un error del país haber impulsado un criadero de una especie que se sabía era muy peligrosa: “fue un error del país que a través del Ministerio de Ganadería y la Facultad de Veterinaria generaron una promoción de entrar para criar una especie que ya se sabía era muy peligroso, ahora los productores que respondieron a eso únicamente acaban haciendo una actividad que estaba promovida por el Estado, no podemos echarle la culpa a los productores que lo que hicieron fue una producción que estaba promovida por el Estado y estaban habilitados y controlados, o sea acá no hay nada ilegal”, sentenció.